El autor del blog Ensayos de claroscuro, Tomás Zárate, me avisa muy amablemente que ha traducido la carta que George Weigel dirige al teólogo Hans Küng.
Küng, en el mes de abril, en medio del fragor mediático que se desató contra Benedicto XVI, publicó en diversos medios (en España en El País, claro) una carta a los obispos del mundo en la que les instaba a la rebeldía contra el Papa.
Weigel es un estudioso del cristianismo y ha escrito una extensa biografía autorizada de Juan Pablo II. En su carta abierta a Küng, hace notar al teólogo la profunda incoherencia de sus planteamientos y lo injusto de sus acusaciones. Conviene leerla y difundirla porque algunas personas poco informadas se han dejado impresionar por el amplio eco que tuvo el artículo de Küng. Eco provocado, alimentado por el propio protagonista, encantado de haberse conocido.
Estimado Sr. Kung,
Hace un decenio y medio, uno de sus colegas -uno de los más jóvenes teólogos progresistas del Vaticano II- me contaba cómo os había amablemente dedicado una advertencia al comienzo de la segunda sesión del concilio. Éste distinguido estudioso de la biblia y promotor de la reconciliación entre judíos y cristianos recordaba que, en aquellos difíciles días, acostumbraba usted conducir por los alrededores de Roma un Mercedes rojo candente descapotable, al que su amigo suponía ser un fruto del éxito que había tenido su libro «El concilio: reforma y reunión»
Tales alardes con el coche alarmaron a su colega, pareciéndole un imprudente e innecesario auto-bombo, teniendo en cuenta que algunas de sus más arrojadas opiniones, así como su talento para lo que después sería conocido como frasecitas oportunas, estaban ya haciendo levantar las cejas y las furias en la Curia romana. Por ello, así es como a mí me contaron la historia, su amigo un día le llamó aparte y le dijo a usted, utilizando un término francés que ambos entendisteis: «hans, te estás convirtiendo en demasiado evident»
Siendo el hombre que él sólo inventó un nuevo tipo de personalidad mediática mundial -el de teólogo disidente como estrella internacional- doy por supuesto que el aviso de su amigo no le alteró demasiado. En 1963 ya estaba usted decidido a crear un singular y personal camino, y ya conocía lo suficiente de los medios para saber que una prensa obsesionada con historias del tipo man-bites-dog (un hombre muerde a un perro) de un sacerdote-teólogo disidente le daría a usted un megáfono con el que expresar sus puntos de vista. Imagino que se encontraría decepcionado con el difunto Juan Pablo II quien, para desmantelar este escenario, anuló su mandato eclesiástico para enseñar como profesor de teología católica; como consecuencia, ásperamente denigró usted la supuesta inferioridad intelectual de Karol Wojtyla, en un volumen de sus memorias que, hasta hace poco, representaba el nivel más bajo de una polémica carrera en la que usted ha llegado a ser demasiado evident como persona poco capaz de conceder inteligencia, decencia o buena voluntad a sus adversarios.
Y digo hasta hace poco porque su carta abierta del 16 de abril a los obispos del mundo, que primero he leído en el Irish Times, crea un nuevo modelo para esta forma de odio particular conocida como el odium theologicum y por una condena malvada a un antiguo amigo que, tras su ascensión al papado, fue generoso con usted, al mismo tiempo que le animaba en algunos aspectos de su trabajo actual.
Seguir leyendo en Ensayos de claroscuro: Carta abierta de George Weigel a Hans Küng.
19/05/2010 a las 11:45
Lo que es incoherente es tratar de desprestigiar a Küng con una anécdota cuando el contenido de la carta de Küng, que yo SI he leído, es mucho más profundo realizando unas críticas que no veo que queden desmentidas por Weigel. Dicho autor, Weigel, tiene el mérito de haber escrito una biografía AUTORIZADA sobre Juan Pablo II. Pues vaya mérito. No tolerar críticas y no promover la renovación nos lleva a situaciones como la actual, una Iglesia llena de escándalos. No digo ni mucho menos que la Iglesia sea la culpable, los únicos culpables son los que hicieron dichos delitos, pero una mayor flexibilidad mental podía haber ayudado a evitar todas estas vergüenzas. Primero hay que arreglar lo de casa antes de ponerse a arreglar el mundo.
28/05/2010 a las 05:23
¡Simplemente un desconocer de la persona y obra de Kung! George Weigel no ha entendido la expresión kungiana del progreso y de la ètica de millones de católicos del mundo. ¡Qué ignorancia! Excusado