El Senado puede reflejar el importante rechazo social al matrimonio homosexual
Se hacen oír estos días, con especial intensidad, las voces que reclaman diálogo para una alternativa que no pase por llamar “matrimonio” a las uniones entre personas del mismo sexo. El jueves pasado, la reforma del Código Civil superó la primera lectura en el Congreso, con 183 votos a favor (PSOE, Izquierda Unida, Esquerra Republicana y algunos otros, con la popular Celia Villalobos como excepción en su grupo), 136 en contra (los del PP y Unió con alguno del PNV) y 6 abstenciones. Ahora el proyecto pasa al Senado, donde previsiblemente se votará entre finales de mayo y principios de junio, ya que existe un plazo de 60 días. Teniendo en cuenta que el Partido Popular es la fuerza que tiene más escaños en la Cámara Alta a causa de su victoria electoral por autonomías, se puede producir fácilmente un rechazo, sobre todo si se repiten los posicionamientos de los diferentes grupos en la sesión de la semana pasada.
El PP tiene 126 senadores y está a sólo 4 de la mayoría absoluta. Si acuden todos sus parlamentarios, incluidos Josep Piqué y otros de los designados por las cámaras autonómicas que habitualmente no van, sólo serán necesarios otros 4 votos negativos, que pueden sumarse entre el representante de Unió Democrática (que está asegurado), los otros 5 que completan el grupo de Convergència i Unió, los 4 de Coalición Canaria y los 7 del Partido Nacionalista Vasco (PNV). Sólo hace falta que digan “no” 4 de estos 17 parlamentarios para que la iniciativa gubernamental vuelva a la Cámara Baja con un rechazo mayoritario, lo que sería único en la actual democracia si exceptuamos los últimos Presupuestos Generales del Estado.