La tentación del papel nos persigue. Hoy hay en El País un par de ideas para convertirse en un autor-editor-distribuidor de los propios libros.
Sea porque nuestro manuscrito duerme en un cajón, sea porque soñamos con palpar el weblog que escribimos, podemos despertar a la realidad de un libro absolutamente nuestro.
Me ha hecho mucha gracia el inicio del artículo: «Por cada autor de éxito que llena escaparates de librerías, quizá sean centenares los borradores que duermen en el fondo de un cajón. Así lo impone el sistema editorial, controlado por un puñado de empresas empeñadas en maximizar los beneficios, sistema mercantilista que no siempre funcionó».
Me da que a Polanco no le gusta nada esa definición de su negocio.