Cuando vivía en EEUU había en televisión una sección o un programa entero que se titulaba «Talking straight on menopause». Me hacía mucha gracia esa frase, se me quedó grabada. Es el puritanismo que, en el fondo, habita en la cultura anglosajona. Se daban cuenta de que las mujeres tenían pudor de hablar sobre esa materia y un programa de televisión que lo hiciera sin rubor podía tener un público dispuesto a escuchar.
En España habría que hacer el programa «Hablar claramente sobre corrupción» para conseguir el mismo efecto. Creo que en nuestra cultura hispana conviene hablar claramente sobre el dinero, la riqueza, la ética en el trabajo, la codicia, el abuso, la usura, el robo y la corrupción porque nuestra cultura tiende a escamotear estas realidades aunque presumamos de no ser puritanos. Somos hipócritas e incoherentes sobre esta materia igual que los anglosajones lo son sobre todo lo que rodea al sexo.
Además, nos fastidia enormemente que nos hagan sentir mal sobre la materia. La enseñanza de cualquier instancia sobre dinero nos parece una intrusión. Por ejemplo, estos días he leído a católicos practicantes decir que las enseñanzas papales sobre este tema eran clericalismo. «Regio», como dicen los argentinos, supongo que todo lo que dice la epístola de Santiago sobre la avaricia les parece que no debería estar en el canon de las Escrituras (de hecho, no está en la versión luterana). Sería para reírse si no denotara una enorme laguna de formación básica cristiana.
Pero ahí, en esa laguna negra, reside uno de los rasgos de la carcundia católica: el desdén por la doctrina social de la Iglesia, como si fuera materia optativa, materia reservada a los expertos en economía o cosas de gente obrerista. Estos tres rasgos no me los estoy inventando, los he oído de sacerdotes, los he oído de laicos teóricamente católicos practicantes. En el fondo, lo que esa oposición a la doctrina social viene a decir es que los clérigos no saben de economía (tampoco de sexo, aviso), que posicionarse a favor del débil es optativo (hay devoción por la autoridad en España) y que todo es bastante relativo en materia de moral económica (pero no en la matrimonial).
Cuando se llevan unos cuantos años en el mundo del trabajo, se ha visto casi de todo, pero personalmente he visto injusticias que claman al Cielo realizadas por católicos practicantes sin que nada les hiciera clic en el cerebro y el corazón. Voy a poner un ejemplo que todo el mundo entenderá:
– He despedido a fulanita porque he perdido la confianza en ella.
– ¡Qué horror! ¿Qué ha hecho? ¿Ha robado, ha revelado algún secreto de la empresa?
– No, me ha llevado la contraria.
– Pero lo ha hecho insultando, de malos modos…
– No, simplemente he perdido la confianza en ella porque piensa que no soy perfecta.
Esto (sin admitir que la razón verdadera es la última de este diálogo ficticio) ocurre de manera cotidiana en empresas que dicen defender valores cristianos o cuyos directivos dicen ser católicos practicantes. No saben o simulan no saber que el despido es inmoral salvo causa grave. Y es grave no porque se le haya ocurrido a un papa un poco socialista sino porque es parte de toda la doctrina cristiana: la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, no sólo en el momento de la concepción y en el momento de la muerte sino durante toda la vida. Y la dignidad no es no matar, es respetar y salvaguardar los derechos de mis semejantes como algo sagrado. «La tradición cristiana nunca ha aceptado el derecho a la propiedad privada como absoluto e intocable». Esta afirmación aparece literalmente en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.
Hay personas que creen que preocuparse mucho de los abortos y tan poco de sus empleados es profundamente cristiano. Es una perversión del cristianismo y no parece que esté en vías de solución al menos en España. Paciencia.
El papa peronista, populista e incluso comunista
Estos días, con motivo de la publicación de la encíclica «Fratelli tutti» he leído reflexiones sesudas pero también ocurrencias mentecatas. No se pueden despreciar las ocurrencias, porque son moneda barata que en seguida deprecia la moneda legal. Conviene decir que son ocurrencias y argumentar por qué lo son.
El Papa populista: he leído este apelativo en muchos ambientes pero preferentemente en aquellos que se tienen por liberales, aunque habría que llamarles usureros porque elaboran toda una doctrina para justificar robar al pobre.
Una justificación para llamar populista al Papa que me ha parecido hilarante es la de un ‘intelectual‘ , Zanatta, que realiza un análisis de contenido que no se admitiría ni a un alumno de primer curso de carrera. Copio:
En todos sus discursos por el mundo, el Papa ha utilizado 356 veces la palabra pueblo. La palabra democracia ha sido utilizada 10 veces. La palabra individuo 14 veces, siempre de manera negativa. Y la palabra libertad ha sido utilizada bastante más: 73 veces. 50 de las cuales en Estados Unidos. Ni en América Latina ni en África, el Papa no habla de democracia, libertad ni individuo. Habla de pueblo. La palabra pueblo es una palabra típica del populismo latinoamericano. La palabra pueblo puede tener concepciones muy diferentes.
Por si no lo han hecho previamente, en un análisis de contenido se han de agrupar o, al menos, hacer constar, la frecuencia de uso de las palabras del mismo campo semántico. Si el intelectual quiere ser honesto, claro.
Tengo noticias perturbadoras: en el Catecismo de la Iglesia Católica ‘individuo’ sólo aparece 11 veces y ‘pueblo’ 338. Si se tiene cultura católica básica se sabe que el lenguaje de la Iglesia raramente habla de individuo. Usa otros términos como ‘hombre’ (el más frecuente en el Catecismo con más de 1.000 menciones), ‘persona’ (579), ‘mujer’ (150), ‘ser humano’ (29). Así que el Catecismo redactado entre Juan Pablo II y Ratzinger era ya populista. Válgame Dios.
La palabra ‘pueblo’ es esencial en la enseñanza cristiana o judía. La Iglesia es pueblo de Dios y eso está tan cercano al mundo político como una almendra de convertirse en planeta. Si desconoces el vocabulario de un autor, Zanatta desconoce el vocabulario de la Iglesia, mejor no te metas a analizar y estudia primero.
Fuera, por tanto, esta chapuza del ‘intelectual’ Loris Zanatta citado por el profesor español Quintana Paz como fuente fiable sobre el pensamiento de Bergoglio. Si quieren saber en serio cuál es el pensamiento del Papa lean sus escritos sin legañas de prejuicios y el magnífico libro (arduo por su profundidad) de Massimo Borghesi, Jorge Mario Bergoglio: una biografía intelectual.
Copio del libro:
«Panebianco, Zanatta y Pera expresan, con tonos perentorios, la distancia con la que el área laica, liberal, mira a Bergoglio. La ideología occidentalista, capitalista, librecambista ve en el papa «argentino» un freno al pensamiento único que ha dominado en la era de la globalización. El pontífice es un adversario, y como tal ha de ser tratado. A estos críticos hay que sumar los católicos conservadores de orientación teocon (teoconservadurista), análogos en la mentalidad a gran parte del catolicismo en EE. UU. Vuelve con ellos la oposición Occidente-Sudamérica, típica de la derecha liberal laica. Las simplificaciones de los términos —populismo, peronismo— sin que se investiguen sus articulaciones históricas obedecen en realidad a una lógica de deslegitimación, a la intolerancia con respecto a toda crítica al modelo de la globalización. Lo que sorprende, en los críticos, es la falta de documentación y ahondamiento, como si el actual pontífice no tuviese un territorio interior cultural, ni una experiencia eclesial digna de ser puesta de relieve».
No es de extrañar que desde sectores liberales laicistas se ataque al Papa, lo realmente raro es lo que está sucediendo entre católicos, incluso cardenales, que atacan al Papa.
Los cabecillas de ese ataque ‘católico’ al Papa no son ignorantes ni inocentes pero muchos católicos de a pie que se suman a esa crítica son ignorantes, la inocencia depende de si su ignorancia es culpable, que en muchos casos sí lo es.
Lo dicho por el Papa Francisco en materia social es pura continuidad con sus predecesores, desde León XIII hasta Benedicto XVI. Como no existe nada nuevo de lo dicho por el Papa, ¿qué es lo que puede estar causando este ataque coordinado?
Lo que ha cambiado son las circunstancias. Hay dos factores, al menos, nuevos en estos años del papado de Francisco que hacen que la doctrina católica resulte insoportable para algunos conservadores: la ecología y la inmigración.
Pero eso será materia de otro post que se titulará «La patria y el cuarto mandamiento».