Creo que muchas personas estamos preocupadas por la situación social, cultural, política no sólo de España sino del mundo occidental. Algunos expertos sostienen que estamos una época excepcionalmente estúpida y estoy de acuerdo.

La estupidez es lo contrario de la sabiduría, creo que estaremos de acuerdo en eso.

Gente estúpida la ha habido siempre, eso no es ninguna novedad. Estúpida por propia elección, aunque no sea voluntaria sino intencionalmente. No me refiero a la gente que no tiene capacidad para alcanzar conocimientos sino a aquellas personas que se han dejado llevar -no creo que uno se haga estúpido a conciencia- por otros intereses, deseos, valores, principios diferentes a la verdad y a la sabiduría y han acabado sumidos en la estupidez.

¿Qué es lo nuevo de la situación? Creo que puedo avanzar unas cuantas hipótesis:

    • El estúpido que no sabe que lo es ha aumentado exponencialmente. Alguna vez leí que llamar ignorante a alguien que sabe que es ignorante es una crueldad, llamárselo a quien no lo sabe es una necesidad. Lamentablemente el halago es un signo de los tiempos, por hipocresía, por comodidad, por la presión del ambiente, por no incomodar. En el sistema educativo español se ejerce masivamente y a diario. La finalidad del sistema no es que los niños y jóvenes aprendan sino que aprueben. Así, se les tima diariamente sin decirles que no saben para que así se queden tranquilos y dejen tranquilos a padres y profesores y todos podamos vivir nuestras vidas sin importarnos el día de mañana, cuando el ya no tan joven sin hábito intelectual se tenga que ganar la vida y desempeñarse como persona adulta.
    • El descrédito de los expertos. Merecidamente, aquellos que se tienen por expertos en economía, medicina, comunicación, periodismo, política, o lo que sea, han fallado estrepitosamente. En la mayoría de las ocasiones, igual que en el caso anterior, no por su falta de capacidad sino porque otros intereses, otros valores, otros deseos les han desvinculado de la búsqueda de la verdad y los han orientado a buscar la fama, el dinero, el apoyo social, el triunfo de su ideología o lo que sea.
    • La perspectiva interesada está bien vista. El relativismo ha llevado a que enormes masas de personas piensen que no existe ninguna verdad. Ese es el diagnóstico del ya añoso libro On bullshit. Eso ha llevado a que esas enormes masas de personas piensen que está bien utilizar cualquier medio para imponer mi interés partidista, ideológico, monetario porque no hay modo de distinguir la bazofia intelectual del conocimiento. Nada es verdad o mentira así que sólo queda el poder de la voluntad, desnudo, dispuesto a ejercerse con todo oportunismo. Así aplaudieron o votaron algo que ahora no aplauden o votan porque lo que interesa es que manden los míos. Punto.
    • La libertad está mal vista. La verdad os hará libres es una frase de Jesucristo que contiene tantos planos de lectura que jamás llegaremos a sondearla totalmente. En principio, relaciona dos conceptos que no parecen relacionados. Si se lee en el Evangelio de San Juan, en su contexto, la frase se entiende mejor. Quien peca es esclavo del pecado. La perspectiva interesada que mencionábamos antes ha encadenado a millones de personas al carro del vencedor, como hacían los conquistadores romanos con los esclavos de las zonas conquistadas. Son esclavos voluntarios, en este caso, dispuestos a someterse a lo que les digan que tienen que pensar. Jamás se encadenarán a un perdedor, aunque sea un perdedor como Jesucristo ante Pilato. ¿Qué es la verdad? Es lo único que se les ocurre.
    • A esto añadamos la categoría que Frankfurt creó: el bullshit o charlatanería (no es perfecta la traducción). Se trata de que, como hemos llegado a esa época de indiferencia total ante la realidad, ni siquiera se elaboran mentiras sino que se habla sin reparar en la coherencia o incoherencia de lo que se dice. Antes, teníamos la verdad y sus contrarios: mentira (decir lo contrario de lo que se piensa) o falsedad (error involuntario). Hay que añadir la tercera: charlatanería, paparrucha. Cuando Frankfurt escribió el libro no había empezado la explosión de las redes sociales. Hoy estaría consternado de la inundación de palabrería. Un alcalde como el de Vigo puede decir que Vigo ha tenido cinco millones de turistas en Navidad y no pasa nada porque ni a periodistas ni al público, ni siquiera a la oposición, le importa un pito la absoluta falsedad de lo que dice.
    • Aquí viene lo actualmente preocupante: como expliqué en otra entrada, la dinámica de la charlatanería se va a agudizar. La ‘inteligencia artificial’ generativa es una máquina de verbosidad y charlatanería por las alucinaciones que esa tecnología tiene. El porcentaje de contenido alucinado se calcula en el entorno del 20 por ciento. Como explica Ted Chiang, la ‘IA’ generativa es una fotografía borrosa de la web, utiliza el mismo tipo de tecnología que el jpeg para generar una imagen: rellena los huecos. Así, el problema no es puntual sino sistémico: nunca admitirá que no sabe y generará palabrería sin ancla con la realidad.
    • ¿Quién sale ganando? Pues todos aquellos que no tengan mucho aprecio por la verdad, la realidad, la comunicación y sí por la propaganda o el marketing. Estos van a florecer exponencialmente. Será un desfile triunfal.