Ayer fue 18 de julio y había quien recordaba la fecha del golpe de estado al que siguió una Guerra Civil, pero ante nuestros ojos se está desarrollando en riguroso directo una lucha brutal entre dos facciones de la izquierda afín al socialismo. Es una lucha de dos sectores del PSOE que se desarrolla mediante personas interpuestas. No ha surgido ahora, no es fruto de un calentón temporal, es la ruptura de hostilidades entre dos modelos del Partido Socialista. Como podréis comprender, no apoyo ninguno de los dos modelos. Me resulta imposible saber si temo más a Zapatero o a Rubalcaba.

Ayer El País le soltó dos bofetadas al presidente Zapatero. No son las primeras. En este blog tengo registradas una en julio de 2008 y otra en septiembre de 2009. Es una pena que esperaran a julio del 2008 y no se las dieran antes de las elecciones, más que nada por cumplir con el cometido del periodismo, que es  informar al público para que pueda tomar decisiones fundamentadas. Esperaron a que la decisión ya estuviera tomada – el voto- para dejar claro su desprecio al grumete Zapatero. Colaboraron, por tanto, a la penosa situación que vivimos.

Lo que viene a continuación es una suposición por mi parte, no estoy informando de nada sino exponiendo una hipótesis que creo que es verosímil. No está a mi alcance el comprobarla, tendría que hablar con los interesados y que me contaran la verdad, dos condiciones que creo imposibles.

Ahora exigen elecciones ya. No parece que Prisa quiera que gobierne el PP, sino la versión R del PSOE. La versión Z está en pavesas. Mi hipótesis es que Zapatero tendría que haber anunciado la convocatoria de elecciones el día en que anunció los nombramientos para sustituir a Rubalcaba, que ese era el acuerdo entre Rubalcaba y Zapatero. Pero Zapatero decidió otra cosa, decidió prolongar su potestad de convocar elecciones cuando él quiera y ha dejado a Rubalcaba y Prisa con un palmo de narices. La prima de riesgo española no ha cesado de subir desde ese día y el escenario económico es cada vez más enrevesado.

Pero la crisis española no es sólo económica, es política y de valores. Tienen suerte en Gran Bretaña de que la basura periodística esté aflorando ante los ojos del público. Aquí llevamos años de infección, de convivencia obscena entre políticos y periodistas, de medios que viven parasitando las cuentas públicas. La división entre sectores del PSOE también ha reavivado el enfrentamiento entre periodistas y grupos mediáticos. Se ve que huelen una derrota sin precedentes.

El último caso es el que Carlos Carnicero está denunciando en su blog. Este periodista, de izquierda extrema, cotertulio de la Ser durante 17 años (le acaban de echar), compañero de Enric Sopena en El Plural hasta que rompieron los platos, está pasando por una fase de sinceridad catártica. Ha escrito una serie de artículos – que creo que seguirán- sobre los negocios que Mediapro hace a costa de RTVE, o sea, de nuestro dinero. Ignacio Escolar le acusó en Twitter de mentir y la situación se ha complicado con Carnicero que acusa a la pareja de Escolar de haber entrado en TVE por la puerta falsa y con Escolar acusándole de nuevo de mentir. Un espectáculo bochornoso. Lo que me parece que  demuestra este caso es que el periodismo español es cutre, que los que deberían ser profesionales son peones de grupos mediáticos que a su vez son peones de los partidos políticos. En el post anterior Jesús Cacho lo cuenta muy bien.

Las consecuencias de esta corrupción son evidentes: desánimo entre los profesionales, desinformación masiva en la sociedad española, negligencia de los medios a la hora de vigilar a los políticos, mercantilización de la comunicación, banalización de la información de interés público, … añadid lo que queráis; una de las más evidentes es el desprestigio del periodismo, el desplome de su influencia y, por tanto, el menor consumo de periódicos. ¿Por qué pagar por leer un panfleto? Aquí hay mucha gente nerviosa porque se adivinan tiempos todavía peores. Ojalá que la catársis de Carnicero sea la primera de otras muchas.