Las manifestaciones se convocan para visualizar el apoyo o la oposición a determinadas opciones. Ahí cabe todo: 1º de mayo, a favor o en contra del aborto, contra el procesamiento de Garzón, etc. La última fue la manifestación de Barcelona a favor del Estatut.
En España -desconozco la situación en otros países- después de las manifestaciones es el momento de la auténtica repercusión mediática. Creo que fue Juan José García-Noblejas quien me comentó que las manifestaciones no acaban con la lectura del comunicado final, sino con la repercusión en los medios. Y gran parte de esa repercusión depende de las expectativas creadas por la organización y los resultados reales conseguidos. Resultados reales que, manifestación tras manifestación, es imposible cuantificar.
Es frustrante comprobar cómo el grupo organizador cifra la asistencia en millones de personas; las policías correspondientes en decenas de miles y los medios de comunicación eligen la cifra según sea acorde con su línea editorial.
¿Es mucho pedir más rigor a la hora de contar multitudes?
Hace unos meses tuve aquí un pequeño debate con el responsable de una empresa de medición de multitudes, Lynce. El debate se originó por mis protestas a la hora de cuantificar la asistencia a la manifestación que tuvo lugar en Madrid en octubre contra la ampliación de la ley del aborto.
Según Lynce, el método de medición que ellos proponen cuenta persona a persona los asistentes. Me envió unas fotografías que publiqué pero esas fotografías son tan pequeñas que no tengo ni idea de si son significativas de que efectivamente cuentan persona a persona.
En esta ocasión, la del estatut, también han hecho sus mediciones y resulta que les ha salido una cantidad de manifestantes -56.000- que los asistentes consideran ridícula. Han protestado ante la Defensora del Lector de El País por publicarla y la Defensora ha defendido a los manifestantes -porque ella también estuvo en la manifestación- y le parece que la cifra es ridícula. Macanudo.
En el caso del Estatut es porque las fotos aéreas son de las 20:30, cuando la manifestación se disolvía. En el caso de la manifestación contra el aborto porque personalmente no me ha quedado claro que las fotos cubrieran toda la manifestación.
Con todo, el método de Lynce es el que más se aproxima a la objetividad de contar personas, no de hacer estimaciones personales. Me gustaría que se siguiera trabajando en esa línea para evitar estas discrepancias millonarias entre manifestaciones minúsculas o grandiosas.
Lamentablemente, la Defensora del Lector ha decidido que la adhesión sentimental a una causa -la autodeterminación de Cataluña- se le cruce por delante del criterio periodístico. En ocasiones anteriores no protestó ante la contabilidad de Lynce.
Enlaces:
Fotografía en alta resolución de La Información