El 25 de septiembre fue el día en que se organizó una manifestación que quería rodear el Congreso de los diputados. Ese día se hizo famoso el camarero Alberto Casillas, bautizado como «héroe del 25-S».

En un primer momento, la fotografía de lo que pasó ante el bar donde trabaja Casillas llevaba un pie de foto de la agencia Efe que, por ejemplo, publicó El País:  «El dueño de un restaurante se enfrenta con quienes lanzan objetos a su establecimiento.»

Pero el pie de foto fue puesto en duda por diversas fuentes, entre otras, Fixmedia, un proyecto que consideré interesante en su momento pero que no está cumpliendo mis expectativas en absoluto.

Ésta es parte de la conversación que mantuve en Twitter con los de Fixmedia, que insistieron en su versión.


En un intento de corregir la noticia, la estropearon y cambiaron la interpretación de los hechos: según ellos, en realidad, el camarero se enfrentó con los antidisturbios para que no entraran en el bar.

La segunda interpretación me pareció forzada, sólo había que mirar los vídeos que estaban colgados en YouTube para comprobar que los nervios de Casillas eran en doble dirección: los energúmenos que tiraban piedras contra el bar y los vociferantes que gritaban desde dentro del bar. Si los antidisturbios hubieran querido entrar, lo hubieran hecho. Igual que obraron con brutalidad dentro del Metro podían haberle apartado y haber entrado, es evidente.

Luego vino la peregrinación de Casillas por radios y televisiones.

Hoy se ha publicado un vídeo que desde otra perspectiva ofrece una visión más amplia de lo que sucedió el 25 de septiembre. El vídeo es casi una parábola de cómo un relato puede suplantar la realidad. Fijaos en las decenas de cámaras haciendo fotos de lo que no está pasando. Lo que estaba pasando era que unos manifestantes estaban apedreando un bar, los antidisturbios están protegiendo el bar, pero las fotos son del personaje que, brazos en cruz, nervioso, alterado guarda la puerta de su bar.

Tras los hechos se desmorona. Se ve que lo ha pasado mal. Le felicitan, le dan golpes en la espalda, le aplauden… al día siguiente verá su foto en los periódicos, le llaman de radios y televisiones. El relato se reelabora.