¿Qué hacer después del 20-N? · ELPAÍS.com.

Belén Barreiro analiza los resultados electorales del 20 de noviembre. De Barreiro hemos hablado aquí Zapatero: viaje al centro. Fue presidenta/directora del CIS (mayo 2008-septiembre 2010) destituida por MTFDLV, con quien parece que no se llevaba bien. De la Fundación Alternativas, en la que trabaja, hemos publicado La ideología del núcleo duro del 15-M.

[pullquote]No es el camino de enfrentar generaciones el que debe emprender el PSOE. Sería de una imprudencia y mendacidad terribles. [/pullquote]

Barreiro hace un diagnóstico de las causas de la derrota socialista. Coincido con ella en que no ha sido tanto una victoria del PP como el hundimiento del PSOE. Las causas de ese hundimiento son:

Por un lado, la percepción en el electorado, especialmente en el de bajo perfil político (el de centro y el del grupo que no tiene ideología), de que el PP es más capaz que el PSOE de gestionar la economía y crear empleo (incapacidad). Por otro lado, la convicción de los progresistas de que en la reacción a la crisis se ha diluido seriamente la identidad del proyecto socialdemócrata (incoherencia ideológica).

Acto seguido, pasa a recomendar un tratamiento: mejora de ambas percepciones entre el electorado.

¿Qué deberían hacer los socialistas para recomponer su electorado? El primer reto consiste en mejorar su capacidad. Se trata de un propósito factible. Los ciudadanos son muy volubles en lo que respecta a la competencia que atribuyen a los partidos a la hora de gestionar la economía: en otros momentos, como en las elecciones de 1993 y de 2008, era el PSOE el que se imponía en esta dimensión.

No sé si es factible que recuperen la capacidad de sus dirigentes. O recuperan a gente que ahora no está ni en primera ni en segunda línea (Jordi Sevilla, Eguiagaray, Almunia, el jubilado Solana, …) o se lo veo muy difícil. Ni Pajín, ni Madina, ni Zerolo, ni Chacón, ni Blanco, ni Chaves, ni Marcelino Iglesias, ni Valenciano tienen méritos que aportar. Estoy citando a los miembros de la Comisión Ejecutiva del PSOE.

El segundo campo de mejora, el de la incoherencia ideológica, viene precedido de otro diagnóstico:

A lo largo de su historia, la socialdemocracia ha combatido las desigualdades de clase, primero, y las de género, después. Ahora le toca afrontar una nueva forma de desigualdad: la que se produce entre generaciones y que, según los datos del CIS, es ya mayor que la que se da entre hombres y mujeres.

Y del tratamiento.

En España, como en otros países, los socialdemócratas han sabido siempre defender los intereses de los más débiles: de las clases trabajadoras, en primer lugar, y de las mujeres, en segundo. Ahora es necesario que se dé el tercer salto, volcando toda la energía en los jóvenes. Es en la búsqueda de soluciones a la desigualdad generacional donde quizás los socialistas españoles se jueguen su futuro.

Me cuesta imaginar cómo van a tratar esto, pero puedo intuir por donde van los tiros:

Insistiendo en esa mentira del 15-M de «somos la única generación que ha vivido peor que sus padres». Una mentira injusta y ofensiva para los cientos de generaciones que han vivido peor que sus padres a poco que uno haga un breve repaso de los avatares de la historia (guerras, depresiones económicas, hambrunas, represión política, conflictos civiles, revoluciones…). Es más, a poco que se piense, la excepción es vivir mejor que los padres. Esto proviene de algo que detecto en los alumnos, la falsa creencia (a estas alturas del siglo XXI) de que el progreso de la humanidad es lineal e ininterrumpido. La historia es un vaivén.

Sólo por recordar un poquito de la historia reciente: la única huelga general que secundé fue en 1988. Acababa de incorporarme al mundo laboral y Felipe González, del PSOE, acometió la reforma del mercado laboral «abaratando el despido e introduciendo los contratos temporales para los jóvenes trabajadores«. España tiene una legislación laboral heredada del franquismo con una sobreprotección de los trabajadores que han conseguido un contrato fijo. Todas las legislaciones laborales han fracasado a la hora de igualar a los trabajadores en sus derechos, se han creado cientos de tipos de contratos que sólo consiguen que haya bolsas de población desprotegida  – jóvenes y menos jóvenes- y que están en precario.

No es el camino de enfrentar generaciones el que debe emprender el PSOE. Sería de una imprudencia y mendacidad terribles. Barreiro, afina.