El día 5 de agosto, The Washington Post anunció que la propiedad del medio, durante décadas en la familia Meyer-Graham, (desde 1971 sólo en parte, ya que la mayoría cotizaba en Bolsa) pasaba a manos de Jeff Bezos, el fundador y dueño de Amazon.

Como todos los que aman el periodismo, llevo tres días leyendo muchísimas cosas sobre el cambio de propiedad y querría aportar unas notas.

  1. No sabemos más que lo siguiente: que Bezos se ha comprometido a seguir con la misma gerencia, personal y políticas DURANTE UN AÑO. Luego, puede ser cualquier cosa.
  2. Tiene razón Philip Meyer en que es una vuelta a los orígenes de la propiedad de los periódicos. Ahora la propiedad no era de la familia Graham sino que la mayoría estaba en Bolsa. Bezos adquiere toda la propiedad sin dejar ninguna acción en Bolsa, de manera que podríamos decir que las cosas vuelven a donde estaban al principio de los grandes periódicos: dueños individuales dispuestos a gastar dinero y tiempo en un producto de calidad. Los Graham tenían que informar cada trimestre a los accionistas sobre el negocio: ahora se acabaron las presiones del corto plazo. Nadie estará pendiente de la cotización en Bolsa. Alivio.
  3. Bezos es un inversor a largo plazo, dicen, con una gran paciencia para tener beneficios futuros y dispuesto a pérdidas a corto plazo. Bien, pero también es el empresario capaz de no tener aire acondicionado en sus almacenes y un equipo de urgencias médicas a la salida para atender a los que se desmayan, porque le sale más barato.
  4. Bezos ya está en el periodismo, tiene parte de la propiedad de Business Insider, que trabaja con la misma política que The Huffington Post, o sea, buscar la rentabilidad del click and go, no la calidad sino la cantidad. Los «periodistas» que trabajan en esos medios han de producir un número determinado de piezas de información, conseguir un número determinado de impactos e ingresos. Es lo que se llama «granjas de contenidos». Como las gallinas: estás allí para poner huevos.
  5. Bezos es el inventor de la web personalizada. La portada de Amazon es diferente para cada persona y muestra aquello que la máquina ha aprendido del propio usuario sobre sus gustos y compras previas. Es muy eficiente para la venta pero hay ya mucho escrito sobre el peligro que encierra esa personalización de la información en el campo de la comunicación pública y del periodismo (Ver Por una dieta informativa más variada y sana, La comunicación ya no es lo que era y Has entregado tu intimidad a Internet y te lo está cobrando) Pues bien, esta mañana se publicaba una pieza en The Washington Post que apuntaba a que Bezos podría utilizar la tecnología de la personalización como modo de disparar la rentabilidad del periódico. Si eso es verdad y consigue hacerlo rentable, me temo que será el camino (equivocado) que seguirán muchos periódicos. Digo que el camino es equivocado porque un buen periódico debe llevarle la contraria a su audiencia en muchas ocasiones, si es que quiere contarle la verdad, y la personalización de la información lleva a la autoafirmación de las propias convicciones, no al contraste, no al diálogo, no al ágora pública que solían ser los grandes periódicos: una nación hablando consigo misma se puede convertir en cada individuo con su propio periódico hablando de sí mismo.

De manera que habrá que esperar para ver qué parte de Bezos está en esta operación. ¿el paciente inversor dispuesto a elaborar un producto de calidad o el insensible empresario que quiere exprimir a los trabajadores al máximo? Mientras tanto, estoy esperando a que The Washington Post emita un comunicado revelando los conflictos de intereses que a partir de ahora tendrá para informar sobre Bezos y sus empresas.

* Añado otro artículo que se pregunta algo parecido a lo que planteo: ¿Qué Bezos ha comprado The Washington Post?