La hora de los principios FJL

A mí me pareció muy bien que Mariano Rajoy siguiera como candidato del PP. Incluso me permití hacerle unas recomendaciones que estoy segura de que no leyó y que, claramente, no siguió.

Estuve callada estos días, por la falta de tiempo para escribir y porque estaba bastante desconcertada con los movimientos de Rajoy, las críticas en la Cope y Libertad Digital, la actitud de El Mundo y la confusión que se podía palpar en las filas del PP.

Soraya Saínz de Santamaría no es una mujer de peso, por más que sea abogada del Estado y quizá culta. Una mujer de peso es Maite Pagazaurtundúa, Ana Iríbar, Rosa Díez, Esperanza Aguirre, Gotzone Mora,… Son mujeres con convicciones, de eso hablo cuando hablo de peso. Estaba convencida de que Rajoy era un político de peso, lo estoy poniendo en duda por sus últimas decisiones y por aferrarse a aquello que es un cáncer en la política española y que en el PP tiene un apellido: Arriola. El cáncer de la política española es el la identificación de la política con el márketing. No digo que los partidos políticos ignoren la imagen y la comunicación, pero los partidos no «venden» mayonesa y tu mayonesa no tiene que ser tan insípida y light como las que recomienda el márketing sino que tienes que conseguir vender una mayonesa con una fórmula que es la de tus convicciones, sin agua.

Es muy fácil ser asesor de políticos y decir que la culpa de tu falta de éxito son tus convicciones, «put the blame on yourself», todo menos reconocer que Arriola es un perfecto inútil. Lo que resulta más arduo y más profesional es esforzarse en hacer ver al público que las convicciones del contrario son nefastas para la sociedad, pero es lo único posible en política. Es intolerable que un partido que ha conseguido más de 10 millones de votos, en un país que la anterior legislatura sacó a la calle a cientos de miles de personas indignadas con la política del PSOE, haya decidido que la estrategia acertada es prescindir de esos votantes y esos cientos de miles de personas activas políticamente. Es intolerable y es un suicidio. Parece mentira que ante el PSOE más radical del reciente periodo democrático, al PP lo único que se le ocurra es que tiene que «moderar» su discurso. Es decir, que si mañana a Z se le ocurre que va a declarar independiente al País Vasco, el PP tendrá que decir que vale, pero sin sangre, ¿no?

Empecé a ponerme nerviosa al escuchar en directo el discurso de Rajoy ante su partido: era un hombre enfadado con sus correligionarios y que quería dejar claro que él estaba allí con más aspiraciones que presidir el PP, presidir España. Vamos, sonó como si dijera que presidir España a cualquier precio era su finalidad. Lo dejé correr porque quizá era una sensación pasajera o quizá no era el mejor día de Rajoy. Pero los pasos dados posteriormente me hacen temer que, efectivamente, Rajoy ha puesto -estúpidamente- en su mente una confrontación entre convicciones y victoria.

No estoy de acuerdo en cientos de cosas con FJL y con Pedro J., no comparto la línea editorial de La Mañana ni de Libertad Digital en muchos temas, pero tampoco estoy dispuesta a que Rajoy crea que va a sacar ni un voto más por mantener y dar incluso más peso a personas como Núñez Feijoó. Ya digo aquí que no cuente con mi voto para las autonómicas.

Tampoco es mi candidata favorita Esperanza Aguirre, está claro que no pensamos igual en muchos temas, pero estoy segura que con ella no me faltaría libertad para defender el derecho a la educación, por poner un ejemplo. «No me resigno a que tengamos que parecernos al PSOE para aparentar centrismo o modernidad», ha dicho hoy, y me parece una afirmación que me da más esperanza que la triste estrategia a corto plazo de un Arriola y de su señora, Villalobos.

Así que si Rajoy está pensando que su aventura de echarle agua a la mayonesa no le va a quitar ni un voto, que vaya pensando otra cosa. No habrá quizá un partido alternativo al que votar, no habrá otro candidato a presidir el PP, pero siempre tengo la libertad de votar en blanco o quedarme en casa y eso pienso hacer por ahora.